La enfermedad de Fabry (o de Anderson-Fabry) se debe a la ausencia parcial o completa de actividad de la enzima alfa-galactosidasa A, encargada de degradar la globotriosilceramida (GL-3 o GB3). Al no poder eliminarse esta sustancia grasa, se va acumulando, provocando un malfuncionamiento de aquellos sitios en los que se deposita. Las células más comúnmente afectadas se encuentran en los vasos sanguíneos y los tejidos del corazón, riñón, hígado, piel y cerebro. Se hereda con un patrón ligado al cromosoma X, por lo que afecta más frecuentemente a los hombres que a las mujeres (éstas pueden verse afectadas, aunque en general en forma más tardía y leve). Se calcula que 1 de cada 50.000 varones se encuentra afectado, siendo la prevalencia en toda la población general de 1 en 100.000 personas.
Debido a que la enfermedad de Fabry es poco común y causa una amplia gama de síntomas, puede ser confundida con otras enfermedades. Por lo tanto, los pacientes pueden pasar largos períodos de tiempo sin un diagnóstico correcto. La principal forma de afectación cardíaca es la hipertrofia ventricular izquierda. Muchos de estos pacientes son remitidos a las consultas médicas con el diagnóstico de miocardiopatía hipertrófica (de hecho, la enfermedad de Fabry es la causa de entre el 0,5-1% de los casos de miocardiopatía hipertrófica, representando una fenocopia de esta enfermedad).
- El diagnóstico temprano de la enfermedad de Fabry es fundamental, ya que hoy en día disponemos de tratamiento específico: la administración endovenosa de la enzima deficitaria.