La calcificación de los ganglios basales es un hallazgo inespecífico, que puede darse en el contexto de determinados síndromes infecciosos, metabólicos y genéticos. Puede constituir simplemente un hallazgo incidental benigno (en torno al 1% de TC realizados por otros motivos en mayores de 60 años), la secuela de una infección connatal, pero si existe una clínica asociada, no explicada por otras causas y particularmente en el contexto de antecedentes familiares positivos, debe plantearse la posibilidad de un estudio genético.
Existen dos condiciones que hemos considerado para el abordaje de este panel:
- En la infancia, el síndrome de Aicardi-Goutières (AGS) es una encefalopatía de inicio temprano que cursa con atrofia cerebral, leucodistrofia y característicamente calcificaciones de ganglios basales y niveles elevados de interferón en LCR. Existen diversos genes descritos (RNASEH2A, RNASEH2B, RNASEH2C, SAMHD1, TREX1, ADAR e IFIH1), con los que se alcanza un rendimiento diagnóstico del 90-95 % de los casos sospechosos de AGS (Crow et al., 2015). Desde la descripción original (Aicardi y Goutières, 1984), el espectro fenotípico se ha ido ampliando, lo que debe ser tenido en cuenta particularmente en formas de presentación más tardías.
- En adultos en torno a la 3ª-5ª década de la vida, cabría pensar en una calcificación idiopática de ganglios basales (enfermedad de Fahr): una condición autosómica dominante, habitualmente de aparición familiar, caracterizada por una calcificación simétrica en los ganglios basales y otras regiones del cerebro. La clínica puede abarcar desde estadios asintomáticos a un amplio espectro de síntomas neuropsiquiátricos. Los genes involucrados hasta la fecha son SLC20A2, XPR1, PDGFB y PDGFRB. Más recientemente se ha descrito la implicación de 2 genes adicionales, PCDH12 y MYORG, de transmisión autosómica recesiva.