- Nuestro equipo de Inmunología ha publicado un nuevo artículo junto con el Hospital Clínico San Carlos de Madrid en la revista Journal of Clinical Immunology
- Este revela que la inmunodeficiencia desarrollada en muchos pacientes con cáncer de células linfoides no es secundaria o adquirida en el contexto de la enfermedad, sino que proviene de errores congénitos en el sistema inmune
Madrid, 11 de noviembre de 2024.
Muchos pacientes con neoplasias hematológicas linfoides (en particular aquellos con trastornos linfoproliferativos de células B) desarrollan inmunodeficiencia. En general, se considera una inmunodeficiencia secundaria o adquirida en el contexto de la enfermedad.
Un nuevo estudio publicado en Journal of Clinical Immunology plantea la cuestión de si estas inmunodeficiencias son realmente secundarias a la neoplasia o existe una causa primaria para su desarrollo. En el trabajo ha participado nuestro director de Inmunología, Jose María García Aznar, y ha sido dirigido por Silvia Sánchez-Ramón, jefa del Servicio de Inmunología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Los hallazgos han sido reveladores: el 66% de los pacientes estudiados presentaba, al menos, un variante genética patogénica o probablemente patogénica en genes asociados a errores congénitos del sistema inmune. Esto sugiere que, en muchos casos, estas inmunodeficiencias, antes consideradas secundarias, podrían ser en realidad «sospechas de inmunodeficiencia primaria».
Para llegar a esta conclusión se aplicó un algoritmo de aprendizaje automático basado en IA que contemplaba las variables clínicas más significativas para desarrollar un modelo que permitiera diferenciar ambos grupos.
La importancia de diferenciar entre inmunodeficiencias primarias y secundarias
La idea de que los pacientes con inmunodeficiencia en el contexto de LCPB (trastornos linfoproliferativos crónicos de células B) pueden padecer una inmunodeficiencia primaria de inicio tardío es un tema de debate cada vez más actual. Debido a las similitudes clínicas entre ambas entidades, un espectro de sintomatología leve y la ausencia de un examen clínico exhaustivo enfocado en la inmunodeficiencia, muchas inmunodeficiencias primarias (PID) podrían permanecer ocultas hasta debutar con un trastorno linfoproliferativo maligno.
Comprender las variables que distinguen estos grupos puede ayudar a adaptar las estrategias de diagnóstico y tratamiento a las necesidades específicas de los pacientes, lo que podría llevar a mejores resultados. Las inmunodeficiencias primarias están asociadas a un mayor riesgo de desarrollar procesos malignos hematológicos en comparación con la población general. Por lo tanto, identificar una PID de inicio tardío entre los pacientes con neoplasias hematológicas e inmunodeficiencia podría ser de gran importancia para la prevención temprana de infecciones y, en última instancia, para mejorar el pronóstico mediante terapias más específicas o ajustadas para mejorar el pronóstico.
Además, estos pacientes pueden mostrar un comportamiento clínico diferente y ser más vulnerables a complicaciones relacionadas con infecciones y el sistema inmune. Por tanto, sus protocolos de tratamiento pueden necesitar ajustes o la incorporación de terapias dirigidas.
Las terapias antitumorales convencionales agresivas podrían exacerbar el estado inmunológico de los pacientes con sospecha de inmunodeficiencia primaria, aumentando su susceptibilidad a infecciones y daños orgánicos, de ahí la importancia de conocer de forma temprana el origen de su inmunodeficiencia.
Consulta el artículo científico completo aquí.