Más del 10% de las nefropatías que requieren terapia sustitutiva podrían ser causadas por un defecto genético

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  • Los estudios genéticos facilitan un diagnóstico preciso que proporciona información básica acerca del defecto genético intrínseco, la ruta bioquímica afectada, la proteína defectuosa o el patrón de herencia familiar, y aportan valor al manejo personalizado del paciente
  • Algunas nefropatías hereditarias en las que tradicionalmente no se realizaba estudio genético han estado infradiagnosticadas, como algunas glomerulopatías y tubulopatías

En el marco del Día Mundial del Riñón, que se celebra cada 10 de marzo, queremos concienciar a la sociedad sobre la importancia de las nefropatías hereditarias, un grupo heterogéneo que forma parte de las enfermedades renales cuya etiología es genética, es decir, su causa radica en la presencia de defectos congénitos en genes que comprometen a la función renal. En un contexto global, la prevalencia en España de la enfermedad renal crónica, ha experimentado un incremento, afectando actualmente a uno de cada siete individuos. Se estima que el 10% de los casos podría ser causado por un defecto genético, aunque existen todavía muchos pacientes que no se han realizado un estudio genético. En relación a las enfermedades renales, las nefropatías hereditarias corresponden a más del 5% de todas las enfermedades genéticas conocidas. Asimismo, más del 10% de las nefropatías que requieren trasplante en adultos, y un elevado porcentaje de las que lo necesitan en niños, son hereditarias.

José María García-Aznar, responsable del Área de Nefrogenética de Health in Code, nos cuenta que las probabilidades de heredar o simplemente presentar un defecto congénito que se asocie al desarrollo de una nefropatía hereditaria son variables y dependen de la prevalencia de la enfermedad: “Son un grupo heterogéneo de trastornos que comúnmente se incluyen en el llamado cajón de enfermedades raras por ser trastornos genéticos, sin embargo, algunas de ellas presentan una elevada prevalencia, como es el caso de la poliquistosis renal autosómica dominante (PQRAD), que se produce en más de un caso por cada 1.000 habitantes”.

En este sentido, García-Aznar insiste en la importancia de los estudios genéticos, ya que posibilitan conocer la causa de la enfermedad, es decir, un diagnóstico preciso que facilita información básica acerca del defecto genético intrínseco, la ruta bioquímica afectada, la proteína defectuosa, entre otros, así como el patrón de herencia familiar. Además, se obtiene información de tipo pronóstico acerca de la evolución de la enfermedad, la edad de inicio o la severidad. Por último, permite establecer opciones de tratamiento personalizado e incluso algunas cuentan con terapias dirigidas en función del defecto genético identificado.

En palabras del experto, el test genético “es una herramienta de ayuda al manejo del paciente, complementaria en algunos casos y con un gran peso en la toma de decisiones en otros casos”, aunque especifica que “muchas de estas enfermedades no disponen de un tratamiento específico y el trasplante renal sigue siendo la única solución”. Por ello, en nuestro caso, el servicio de diagnóstico genético que ofrecemos para el abordaje de nefropatías hereditarias tiene un objetivo integral, que abarca desde el asesoramiento pre-test a los profesionales que lo requieran, hasta la elaboración de un informe clínico-genético evaluado por un equipo multidisciplinar para poner a disposición de los profesionales sanitarios una información detallada y precisa que se beneficie del conocimiento actual y contribuya a mejorar la sanidad.

En cuanto al tipo de paciente con más predisposición a sufrir esta enfermedad, el experto asevera que cada caso debe ser analizado de manera particular: “Hay enfermedades dentro de las nefropatías hereditarias que presentan un patrón de herencia ligado al cromosoma X, recesivo o dominante. Esto quiere decir que una enfermedad recesiva ligada al X sólo se manifestaría en varones, siendo asintomáticas las mujeres portadoras de un defecto genético como ocurre en la enfermedad de Dent. En el caso de una enfermedad ligada al X dominante como el síndrome de Alport debido a defectos genéticos en COL4A5, los varones manifiestan una enfermedad que progresa más rápido y ocurre a edades más tempranas que las mujeres”.

En relación a los diferentes tipos de nefropatías hereditarias, “la más prevalente es la PQRAD, con una prevalencia estimada en España de entre 1 por cada 800-1.000 habitantes dependiendo de la región”. Sin embargo, García-Aznar advierte que existen otras enfermedades en las que tradicionalmente no se realizaba estudio genético y, por lo tanto, han estado infradiagnosticadas, por ejemplo, “algunas glomerulopatías con clínica leve como la enfermedad de membranas finas pertenecen a formas leves de síndromes con espectros fenotípicos variables que van desde una enfermedad con manifestaciones subclínicas hasta insuficiencia renal con manifestaciones extrarrenales. Este es el caso del síndrome de Alport, cuya prevalencia ha aumentado a medida que se han diagnosticado nuevos casos previamente no contemplados para estudio genético”.

Asimismo, García-Aznar hace hincapié en la relevancia de las nuevas técnicas genómicas, en especial la secuenciación masiva de alto rendimiento, que han permitido un gran avance en el diagnóstico de las enfermedades genéticas y, entre ellas, las nefropatías hereditarias. En este sentido, los datos son bastante reveladores: “en la última década se ha pasado de estudiar un puñado de genes conocidos a más de 500 asociados a enfermedades renales de base genética. Esto ha permitido diagnosticar a pacientes con sospecha de base genética que no tenían un diagnóstico preciso”.

El responsable del Área de Nefrogenética de Health in Code también explica que la esperanza de vida o cómo afecte a la calidad de vida del paciente depende del tipo de trastorno. “Existen enfermedades severas como la nefronoptisis, cuyo inicio y progreso es muy rápido y frecuentemente requiere un trasplante precoz del paciente antes de la adolescencia, mientras que en otros casos se convierten en enfermedades crónicas, tratables como algunas enfermedades metabólicas de base genética. Incluso, dentro de la misma enfermedad como la PQRAD, existen distintos genes (PKD1, PKD2, GANAB…), cuyos defectos pueden causar la enfermedad, y dependiendo del gen o de la naturaleza del defecto genético, el pronóstico puede ser diferente, hasta tal punto que el fallo renal no aparece hasta edades avanzadas”.